En clave comalera.
La Comala como alternativa de empleo auto gestionado que nos permita ser y hacer cuentas. En la economía social, feminista y de cuidados.
Somos hijas del maíz y en la Comala se asan las tortillas, nosotras las volteamos cada día, hasta que el color, olor y sabor alcance la magia de la justicia social. Hemos pateado todas “las pasarelas” que nos hemos permitido desde la constancia y la resistencia, para llegar no se puede perder de vista la masa.
Tuvimos que parar, mirarnos y decidir. ¿Qué queremos ser? Si, somos fuerza laboral en este país ¡Porque no movemos nuestra propia economía? Así, llevamos cinco años y estamos contentas y asustadas también, las cosas como son. Contentas porque creamos autoempleo, alianzas, sinergias y conciliación. Y asustadas porque crecer implica mayor compromiso, formación, responsabilidad y sobre todo transparencia.
Nuestra mochila migranta es dinámica, aquí aprendemos y también desaprendemos, vamos, que nos reciclamos.
Las comalas iniciamos haciendo lo que sabíamos hacer en nuestros países. “Brujas protestonas” reivindicar derechos, juntarnos con otras, conocer las leyes y posicionarnos claramente. Surgimos desde cada rincón de trabajo de la economía sumergida, cuando la mayoría viene de las jornadas interminables de internas.
Si, la cosa va cambiando, a cuenta gota, pero sufre o padece algunos cambios. En algo se parece a las enfermedades propias del trabajo de cuidado que siguen tratándonos con enfermedades comunes, pero la que no tienen tendinitis, tiene las patas, las rodillas o la espalda jodida.
¿Qué es eso de querer Ser? Cuando aterrizamos aquí, ya casi no somos parece que traemos un chip de cuidadoras. Migramos más mujeres y encontramos más trabajo ¿porque somos mujeres? Las cosas como son. El patriarcado y el capitalismo presente en todo eso es claro como el agua.
Eres mujer,? eres cuidadora” ya sabemos que la cosa no es así, pero nos adaptamos, tres años para ser. (Si no tenemos documentación en regla) Tenemos una ley que nos obliga a regularnos hasta los tres años y si tenemos contrato somos. Venimos de esa realidad y ya no hablemos de quienes nos contratan y en qué condiciones.
Entonces vista nuestra experiencia, capacidades, reivindicaciones, búsqueda de justicia social y que no se aproveche nadie malsanamente de nuestra fuerza laboral. “Querían brazos y vinieron personas” Nos hemos prometido demostrarnos que podemos, Ser trabajadoras, Ser nuestras propias jefas, Ser cooperativista. Que sabemos dónde va cada céntimo que pagamos, cada céntimo que nos confían nuestras usuarias, usuarios y usuaries.
¿Dónde va cada céntimo? Estamos contentas y agradecidas de tener usuarias o consumidoras de nuestro servicio que son de Oro. Respetuosas, creen en el proyecto, cercanas, empáticas y conscientes que los cuidados son necesarios para la vida y que si no se ponen en el centro pues algo no encaja y no funciona la dinámica colectiva.
A la Comala no solo la componen sus socias trabajadoras o las trabajadoras. Para que esto funcione, tenemos en cuenta la importante pieza que forma el puzle y son las personas usuarias directas o indirectamente. Los cuidados aquí son de doble vía.
Así, que cada céntimo debe llegar a su destino. Vamos al Dia, sabemos el país que queremos y los derechos que nos asisten. Salario Mínimo Interprofesional. Seguridad Social, derecho a Paro, vacaciones, festivos, sustituciones, seguro de responsabilidad civil, formación, gestión, el IRPF que no debe faltar.
Cada pieza es clave, nos preocupamos por hacer lo mejor posible el trabajo, que tanto la trabajadora como la usuaria del servicio este confiada en que su necesidad estará cubierta.
Somos cuando podemos tomar decisiones, cuando podemos poner precio a nuestra jornada, cuando podemos disponer de nuestros tiempos, cuando estamos satisfechas con lo que hacemos.
El precio hora 15 euro.